Última semana y cerramos nosotros los campus científicos de
CYTEMA en Albacete. Afortunados nosotros de poder estar aquí, tener una
oportunidad de acercarnos de una forma entretenida al mundo universitario y
tener cerca a profesores entusiasmados dispuestos en todo momento a resolver
nuestras dudas y ayudarnos en nuestra elección. Hemos conocido a 30 nuevos
amigos los cuales nos llevamos con nosotros allí donde vayamos porque eso es lo
que son, parte de nuestra súper experiencia aquí en Albacete.
Si bien está semana a simple vista puede parecer igual que
las otras tres semanas que han pasado aquí, desde principios de julio, no es
tanto así. Porque, si, nos hemos distribuido por proyectos:
Pero,
nadie nos diría, nos dieron la oportunidad de hacer este proyecto fuese como ha
sido. En primer lugar, no imaginábamos que tendríamos un cervatillo en nuestras
manos, que inyectaríamos vitaminas a las ciervas, que seriamos capaces de hacer
queso o bien leche de llama, que aspiraríamos espermatozoides en una pajuela,
que cazaríamos ovocitos y los congelaríamos en un cryotop o que iríamos en
quad. Tampoco esperábamos para nada que nos pondríamos todos los modelitos que
nos hemos puesto, desde la bata, la ropa de granja, las gafas de matrix, etc.
Finalmente, no esperábamos aprender tanto de modo tan divertido, por mucho que
algunos de nosotros no queramos hacer en un futuro nada relacionado con este
mundo esta experiencia ha sido maravillosa.
Que
podríamos reconocer una necesidad, y desde este mismo punto seguir un proceso
desde que se ha generado la necesidad hasta que se obtiene el resultado final
que satisface esas necesidades, pasando por el diseño de ese producto y
testándolo para ver su funcionamiento.
Que
recorreríamos un jardín botánico haciendo muestreos o que esos mismos productos
recogidos podríamos usarlos para sintetizar un fármaco natural o incluso
simular el mismo proceso para obtener el fármaco con productos químicos. Que
seríamos farmacéuticos por una semana o que tendríamos el rol de dispensar,
aconsejar e incluso investigar, poniendo en práctica valores tan esenciales
como el trabajo en equipo, el respeto y la tolerancia.
Que
formaríamos parte de una aventura tan sencillamente informática. Que estaríamos
tan cerca de un robot tan gracioso y humano. Un robot social capaz de imitar
nuestros gestos o interactuar con nosotros. Que tendríamos la oportunidad
de ser los creadores de los videojuegos con los que muchos jugamos en nuestra
vida cotidiana o de programar esos objetos voladores que tanto nos han extrañado
en un principio, que poco a poco inundan nuestras vidas, los drones. Pero sobre
todo nos ha impactado la capacidad que podemos tener de empatizar con otros y
lo importante que es la inteligencia emocional.
Que descubriríamos este pueblo tan hermoso llamado Alcalá
aún menos con una compañía inmejorable. Que recorreríamos sus calles o que
zambulliríamos por sus ríos traicioneros. Que nos adentraríamos en el corazón
de este envidiable pueblo, su castillo y sus cuevas. Con atractivas vistas
desde su mirador.
Escucha, aquí acaba nuestra semana, por todo lo alto.
Pero no acaba aquí nuestra experiencia y esperamos poder compartir muy pronto
más aventuras en los campus científicos.