sábado, 27 de julio de 2019

Última semana de los campus científicos de CYTEMA


Última semana y cerramos nosotros los campus científicos de CYTEMA en Albacete. Afortunados nosotros de poder estar aquí, tener una oportunidad de acercarnos de una forma entretenida al mundo universitario y tener cerca a profesores entusiasmados dispuestos en todo momento a resolver nuestras dudas y ayudarnos en nuestra elección. Hemos conocido a 30 nuevos amigos los cuales nos llevamos con nosotros allí donde vayamos porque eso es lo que son, parte de nuestra súper experiencia aquí en Albacete.

Si bien está semana a simple vista puede parecer igual que las otras tres semanas que han pasado aquí, desde principios de julio, no es tanto así. Porque, si, nos hemos distribuido por proyectos:


Pero, nadie nos diría, nos dieron la oportunidad de hacer este proyecto fuese como ha sido. En primer lugar, no imaginábamos que tendríamos un cervatillo en nuestras manos, que inyectaríamos vitaminas a las ciervas, que seriamos capaces de hacer queso o bien leche de llama, que aspiraríamos espermatozoides en una pajuela, que cazaríamos ovocitos y los congelaríamos en un cryotop o que iríamos en quad. Tampoco esperábamos para nada que nos pondríamos todos los modelitos que nos hemos puesto, desde la bata, la ropa de granja, las gafas de matrix, etc. Finalmente, no esperábamos aprender tanto de modo tan divertido, por mucho que algunos de nosotros no queramos hacer en un futuro nada relacionado con este mundo esta experiencia ha sido maravillosa.


Que podríamos reconocer una necesidad, y desde este mismo punto seguir un proceso desde que se ha generado la necesidad hasta que se obtiene el resultado final que satisface esas necesidades, pasando por el diseño de ese producto y testándolo para ver su funcionamiento.


Que recorreríamos un jardín botánico haciendo muestreos o que esos mismos productos recogidos podríamos usarlos para sintetizar un fármaco natural o incluso simular el mismo proceso para obtener el fármaco con productos químicos. Que seríamos farmacéuticos por una semana o que tendríamos el rol de dispensar, aconsejar e incluso investigar, poniendo en práctica valores tan esenciales como el trabajo en equipo, el respeto y la tolerancia.


Que formaríamos parte de una aventura tan sencillamente informática. Que estaríamos tan cerca de un robot tan gracioso y humano. Un robot social capaz de imitar nuestros gestos o interactuar con nosotros. Que tendríamos la oportunidad de ser los creadores de los videojuegos con los que muchos jugamos en nuestra vida cotidiana o de programar esos objetos voladores que tanto nos han extrañado en un principio, que poco a poco inundan nuestras vidas, los drones. Pero sobre todo nos ha impactado la capacidad que podemos tener de empatizar con otros y lo importante que es la inteligencia emocional. 


Que descubriríamos este pueblo tan hermoso llamado Alcalá aún menos con una compañía inmejorable. Que recorreríamos sus calles o que zambulliríamos por sus ríos traicioneros. Que nos adentraríamos en el corazón de este envidiable pueblo, su castillo y sus cuevas. Con atractivas vistas desde su mirador.
Escucha, aquí acaba nuestra semana, por todo lo alto. Pero no acaba aquí nuestra experiencia y esperamos poder compartir muy pronto más aventuras en los campus científicos.