Los primeros rayos del alba se filtraron entre los pliegues de las cortinas indicando así el comienzo de un nuevo día. Con presteza, y el cansancio disipado, acudimos a nuestro encuentro matutino: el desayuno.
Una vez renovadas las energías, pusimos rumbo a las academias, centros donde los jóvenes participantes comenzaran su formación para convertirse, algún día, en grandes eruditos.
Tanto por la mañana como por la tarde, los participantes absorbieron todo tipo de conocimientos en sus respectivos ámbitos. Propiedades de nuevos materiales, innovadores métodos de resolución de problemas mediante cálculos con organismos vivos, mecanismos de encriptación y descifrado de mensajes secretos o descubrir las claves de por que somos como somos estudiando los componentes mas fundamentales de nuestras células. Estas son las áreas de investigación en las que los futuros sabios trabajaran durante las siguientes dos semanas.
Dicen que el conocimiento no ocupa lugar, quizá, pero lo que es seguro es que adquirirlo cansa, de modo que tras un intenso día de estudio, nada mejor que un baño en un lago cercano a nuestra posada, o dicho de otra manera, en la piscina del colegio mayor.
Llego la hora de reponer fuerzas con la ultima comida del día y vaya si se repusieron, menos mal, pues esa noche se disputaría ni mas ni menos que el gran torneo de justas. Pero antes, inauguramos el nuevo servicio de correspondencia del Campus. Desde ese momento, un buzón permitirá a los participantes mandarse cartas y notas para poder expresar por escrito lo que a veces no se puede expresar con palabras.
Tras esto, comenzó el torneo.
Dos bandos, un objetivo. Ganar.
Los lances individuales, un participante de cada casa luchara por su honor y el de su bando. Solo hay dos posibilidades, ser cubierto de la gloria del ganador y traer la deshonra a tu casa.
Las justas se sucedieron una tras otra, a cada cual mas emocionante hasta que finalmente el gran numero de estrellas que ya se podían divisar en el cielo obligo a dar por concluido el torneo ¿Quién gano? Supongo que todos, pues todos se quedaron con ganas de mas. Sin duda, los torneos de justas siempre son una garantía de diversión.