Hace escasamente dos días, todos nos conocíamos con saludos tímidos y pocas palabras. Los nervios de los primeros momentos dominaban las conversaciones aunque los más atrevidos ya hacían juegos y chistes para romper el hielo. El Campus Ad Futurum de la Universidad de Oviedo comenzaba. Nos recibían con los brazos abiertos y las ganas de descubrir y aprender dominaban el ambiente.
Las mañanas están llenas de Ciencia. Ya en las aulas, cada uno de los grupos comienza a trabajar. El grupo de "El lenguaje de las células" descubrimos cómo aislar ADN, la molécula donde se almacena toda nuestra información genética; en "Electrónica" nos enseñan las maravillas de los circuitos y su utilidad para el día a día, el grupo de "CSI" analizamos restos de huellas de igual manera que se hace en investigaciones reales de crímenes y asesinatos. Por último, "TT #LaTierra" aprende sobre el terreno y la manera en la que se forma suelo de nuestro planeta y de algunos otros.
Sin embargo, no nos olvidamos de la bonita ciudad que nos acoge. Esta tarde hemos realizado una visita por los lugares más emblemáticos de Oviedo. Un guía especializado en arqueología, nos maravillaba con anécdotas y curiosidades sobre mitos, novedosas investigaciones, fantásticas edificaciones como la Catedral de Oviedo, etc.
También nos han enseñado las fontcaladas, unas antiguas fuentes que servían donde se lavaban, además de los habitantes de la ciudad en la época, los gascones (franceses que pasaban por Oviedo en ruta hacia Santiago).
Después de todo el largo día, volvemos a la residencia a cenar. Pero todavía quedan cosas por hacer. Una velada de juegos científicos nos espera; sapere aude, también hay que seguir divirtiéndose mientras continuamos aprendiendo.
Acabados los juegos, empiezan a aparecer los bostezos. Nos merecemos un descanso. Todos nos vamos a dormir, a recargar energías para mañana, ¡otro día lleno de aventuras científicas!