15 de julio
Todos salíamos de nuestra casa
rumbo hacia una nueva aventura. Aparte de la ropa (que también pesaba), nuestra
maleta en un principio estaba llena de prejuicios, e incluso algún miedo, y
muchos nervios. Gente de todos los rincones llegábamos continuamente a la
residencia...
Para nuestra sorpresa, la
verdadera experiencia no comenzó hasta la mañana del día siguiente. Un hilo
rojo ha unido nuestros destinos, la ciencia y el deseo de hacer amigos. Los
días y veladas pasaban sin darnos cuenta, al igual que los proyectos, que cada
vez se hacían más interesantes. Poco a poco descubrimos que no sólo iba de
ecuaciones y probetas el campus. Realizamos varias excursiones y visitas:
tuvimos la oportunidad de conocer el patrimonio cultural de la USC, cenamos al
aire libre en un bonito y tranquilo parque de la ciudad, exploramos los
rincones de Santiago, incluso sentimos el agua que moja los pies de Cervantes.
Sos, esto se termina.
Ahora que nos despedimos, verdaderamente valoramos todo lo vivido. Pero, a pesar de la tristeza, estamos seguros de que esto es el principio y no el final, como diríamos nosotros los científicos, esto es un alfa y no un omega.
Amigos, ya llegamos una vez al fin del mundo, estamos seguros de que volveremos a Finisterre.