Nos dijeron que estábamos locos por venir a hacer
matemáticas, física, química o farmacia en pleno mes de Julio, después de haber
terminado 1º de Bachillerato. Nos comentaron que todos los que vendrían serían
unos frikis, que no nos íbamos a llevar bien, que nos aburriríamos por estar
estudiando con gente con la que no congeniamos…
Nada más lejos de la realidad.
Lo que no nos dijeron fue que nos encontraríamos un grupo
fantástico, con el que pasaríamos momentos inolvidables. Gente especial que
conocemos de una semana pero que parece que nos conocemos de toda una vida.
A pesar de que algunos de los títulos de los proyectos no
fueran muy llamativos, los profesores han conseguido que cada uno de ellos haya
sido una gran oportunidad de acercarnos al mundo de la investigación y al
trabajo científico, lo que se vio reflejado el día de las presentaciones.
Visitar la plaza del obradoiro, la catedral de Santiago, el
patrimonio histórico de la universidad, el casco antiguo, el faro de Fisterra,
las playas,… ha conseguido que nos enamoremos de esta preciosa tierra y de sus
gentes.
El encontrarnos en un campus de inmejorable ubicación, con
estupendas instalaciones, además del servicio que nos han prestado en la
residencia y la universidad ha contribuído a que la experiencia fuera cómoda y
agradable.
Sin embargo, nuestro momento favorito del día fueron las
veladas, organizadas por los monitores, en las que nos hemos pegado una “jartá
reí”. En ellas había muy buen rollo, lo que hacía que estrechásemos lazos y nos
conociéramos mejor, mientras nos divertíamos todos juntos.
Para algunos, Santiago no fue nuestra primera opción, pero
después de lo vivido la elegiríamos de primera sin dudarlo.
Esto es la definición de lo que son los campus científicos,
al menos de la experiencia que hemos vivido en el Campus Vida. Así que zagales,
chavalas, muchachos, illos, ixas, mozas, xiquets, neska-mutillak, chicas y
chicos, animaos a venir a los campus científicos de Santiago de Compostela.