La guinda del pastel
Ayer tuvo lugar la presentación de los
proyectos ¡Qué calidad de trabajos hemos visto!
El equipo de inteligencia artificial ha
desarrollado una serie de soluciones para una familia que no puede tener un
acceso normal a los electrodomésticos. Se han servido de todo lo aprendido para
elaborar una elegante alternativa tecnológica: ordenadores controlados por la
mirada, silla de ruedas dirigida con la mente, dispositivos de realidad
aumentada y muchos más. En biodiversidad nos han mostrado lo realizado hasta la
fecha en su proyecto, abarcando incluso la datación cronológica de robles
melojos. En biología celular, han identificado y detectado distintas proteínas
implicadas en la enfermedad de Alzheimer. Por último, en física nos han deleitado
con unos cuantos experimentos que han dejado ojos como platos a todos los
asistentes. Para recompensar el gran trabajo realizado durante la semana
tuvimos la entrega de nuestros diplomas.
Por la tarde fuimos a visitar de nuevo el
centro de Salamanca, donde aprovechamos a comprar recuerdos y a realizar el “postureo” oficial (fotos, fotos y más fotos) y
no pudo faltar un momento de descanso tomando un helado en el césped a los pies
de la Catedral . Por la noche, puesto que hacía una maravillosa noche de verano
decidimos ir a deleitarnos con la estampa más bonita de la ciudad, paseamos a
lo largo del puente romano para observar la grandeza de la ciudad iluminada y
esa maravillosa luna llena que la acompañaba.
Una vez llegados a la residencia, tocaba la
última actividad: ¡LA GRAN FIESTA!. Aprovechamos a bailar, cantar e escribir multitud de dedicatorias,
todo fue muy emotivo. Con este clima de despedida y nostalgia, el campamento
iba tocando a su fin…
Al día siguiente por la mañana, entre
sonrisas y alguna lágrima, los asistentes fueron abandonando el campamento a
cuentagotas, dejando un gran vacío en todos los corazones… Pero… ¡¡Chicos,
chicos!! Recordad, estos amigos no se olvidan en la vida.