Tras muchos kilómetros recorridos y, disipados los nervios del primer encuentro, el segundo turno de Ad Futurum Oviedo 2016 arrancamos con entusiasmo.
La cálida bienvenida y los sabios consejos que nos dan el primer día en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo nos hace sacar una sonrisa. Los grupos se dividen por proyectos y recibimos la primera toma de contacto. Muchas expectativas parecen ir cumpliéndose y los no tan convencidos consiguen emocionarse ya desde el primer momento… ¡Gracias profesores!
Cada mañana nos explican cuestiones prácticas y aplicaciones casi inimaginables; nos percatamos de que la ciencia que estudiamos en el instituto es muy útil. Nuestra vocación aumenta. ¡Estamos encantados!
El miércoles llega el ecuador de nuestra estancia. En geología descubrimos que por Asturias paseaban rinocerontes lanudos y cuál es la indispensable función de los geólogos en la construcción de obras civiles como los túneles. En electrónica comienzan las primeras pruebas, vamos a realizar una simulación a ordenador de los componentes de nuestro circuito. Mientras tanto, en el edificio Severo Ochoa, los que formamos el grupo del lenguaje de las células observamos los grandes cromosomas de Drosophila y practicamos un ELISA para intentar localizar una proteína de interés. Finalmente los de CSI extraemos y secuenciamos nuestro propio ADN.
Por la tarde asistimos a una charla en la que nos enseñan técnicas sobre lenguaje no verbal, lo que nos ayudará mucho para defendernos en cualquier ámbito de nuestra vida, y que finalizamos con una dinámica en la que hemos de convencer al público de que nuestro negocio es el mejor, utilizando discursos desde distintos puntos de vista. Nos da algo de vergüenza pero lo logramos; el superarse y vencer miedos es siempre satisfactorio.
No nos olvidamos de la gran importancia que supone para nosotros desarrollar actividades en grupo todas las tardes: hemos participado en una feria de experimentos científicos, aprendido sobre técnicas que nos servirán para divulgar ciencia en un futuro y hasta conocido la historia de nuestra ciudad recorriendo los recodos con más encanto del casco histórico. Apenas tenemos tiempo libre pero estamos entusiasmados porque el que pasamos juntos es de calidad: disfrutamos mucho conociéndonos. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de aprovechar esta experiencia que, seguro, será única.
La semana se acaba y el cansancio se acumula, pero el viernes lo vamos a dar todo: una increíble y emotiva velada de despedida nos espera. ¡Ah!, y el cumpleaños de uno de los compañeros, que quizá podamos ya llamar AMIGO.
Gracias a la organización y a los profesores que nos han permitido vivir esta gran semana. En definitiva, ¡gracias Oviedo!
¡Hasta siempre!