Encarando ya la última semana de
julio, coincidiendo con el inicio del 4º turno del Campus Científico en Jaén,
la expresión utilizada en el título es, sin lugar a dudas, una de las más
frecuentadas por los participantes que han tenido el privilegio de formar parte
de esta aventura. A priori, puede parecer desmesurado, pero parándonos a
reflexionar sobre qué supone para un joven adolescente esta experiencia, no es
descabellado sino real.
Desde el punto de vista
formativo, las grandes inquietudes de los participantes por aprender nuevos
retos relacionados con la ciencia y la tecnología, han posibilitado cargar su
mochila con nuevas ideas de empresas, proyectos de investigación, conferencias
de divulgación, etc., que les pueden ser muy útiles para su futuro a corto
plazo.
Desde el punto de vista lúdico,
las numerosas actividades de ocio programadas durante cada una de las semanas
han despertado en los participantes el interés por descubrir la historia, las
leyendas y entresijos que guarda la ciudad de Jaén, así como su lado más
recreativo disfrutando actividades como el kayak, tiro con arco, o Laser Tag.
Por último y no menos importante,
desde el punto de vista social, la agradable convivencia durante una semana
entre participantes y monitores ha dado lugar a una bonita simbiosis en la que
ha primado siempre el humor y el buen rollo. Aunque sólo hayan disfrutado
juntos de unos días, su relación puede convertirse en una bonita y duradera
amistad.
Por todas esas razones
mencionadas, no es nada desmesurado comenzar esta última publicación con ese
título.
¡¡GRACIAS A TODOS Y QUE VIVAN LOS CAMPUS CIENTÍFICOS
DE VERANO!!